El terremoto de 1957. El 28 de julio de aquel año, casi a las tres de la mañana, un temblor de 7.7 grados en la escala de Richter hizo colapsar varias edificaciones, entre ellas la victoria que originalmente coronaba el Monumento a la Independencia. En el interior de su cabeza –que aún puede admirarse en el Palacio de los Condes de Heras y Soto (República de Chile esq. Donceles, Centro)– se encontró una carta de amor que le escribió el fundidor a una mujer que lo había abandonado. Se dice que gracias a este descubrimiento la pareja de ancianos volvió a verse. Esa noche fue, por cierto, la última del emblemático Salón México.

Los traductores de Hernán Cortés. El hecho de que Malitzin, nacida noble en Coatzacoalcos, haya sido vendida como esclava a un cacique de Potonchán, en Tabasco, permitió que esta mujer hablara tanto maya como náhuatl. Por otra parte el naufragio de Jerónimo de Aguilar en la península de Yucatán en 1517 hizo posible que el europeo aprendiera maya. Hernán Cortés pudo comunicarse a lo largo de los casi dos años que duró la conquista de Tenochtitlan de la siguiente manera: Malitzin traducía del náhuatl al maya, y Jerónimo del maya al castellano. Esta suma de coincidencias más que parecer un milagro realmente lo fue.

Los hallazgos de Octavio Romero Arzate. Este señor, que murió hace unos meses, contribuyó a la arqueología nacional desde su natal Azcapotzalco al encontrar desde los nueve años diferentes piezas prehispánicas prácticamente por azar. En 1985 por ejemplo halló los restos de Tlaltecatzin, quien fue príncipe de Azcapotzalco después de la Triple Alianza. La colección del señor Romero estuvo en exhibición por más de 50 años en el Museo Príncipe Tlaltecatzin (Libertad 35, El Recreo). A partir de su muerte se ignora qué sucederá con las más de 900 piezas.

Yom Kipur de 1968. La festividad más grave del judaísmo, el Día de la Expiación, se celebra el 10 de Tishri, que cada año cae en una fecha distinta del calendario gregoriano. En 1968 Yom Kipur aconteció el dos de octubre. Esto explica la ausencia de judíos, que estaban rezando en las sinagogas, en la terrible matanza en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.

Los nombres de las calles de la colonia Roma. La colonia fue fraccionada por la Compañía de Terrenos de la Calzada de Chapultepec S.A., cuyo accionista mayoritario era Walter Orrin. Su circo fue el más popular del país durante la transición entre el XIX y el XX, por lo que recorrió muchísimas ciudades de México. Sólo aquellas en las que el espectáculo recibió una ovación considerable merecieron llevar sus nombres en el nuevo barrio aristocrático de la capital.